HACE YA DOS AÑOS.

.- ¡”Home” Paco! ¡No me jodas! ¿”Pa” que cojones “quies” tu “unes botes” de “fubol”.- exclamó la esposa a su marido cuando este miraba el estante donde unas preciosas botas blancas con tacos de goma especialmente diseñados, según no se que laboratorio de tecnología de ultima generación, para la práctica del futbol entre una y tres veces por semana en terrenos de hierva sintética.
.- ¡“Cagün diómelo”, Maruja!. “Pa” que va a ser. “Pa” jugar al “fubol”.- respondió Paco mientras buscaba su número entre los estantes.- “Pidéi” al chaval “esi” que te deje una media “pa probales”. “Pidéila” gorda, que a mi “gústame” jugar con dos “calcetos” y luego igual me “apreten”
Y Maruja, que consiguió que no le cayesen los ojos al suelo, mordiéndose el labio inferior y haciéndose cruces, se dio la vuelta mientras meneaba ligeramente la cabeza y elevaba la mirada al techo del Carrefour.
.- ¿Y “botes” Marco?, ¿”Nun” tenéis botes Marco?.- Preguntó Paco al dependiente, que no tendría ni veinte años, mientras probaba aquellas maravillosas botas.
.- No. No señor. Si no las ve en este lineal, no las tenemos. Está todo fuera.-Respondió el chico sin saber exactamente a que se refería
.- Eses si que “eren” unes botes “pistonudes”.- comentó Paco mientras dejaba volar los recuerdos.- “Tuveles” yo en la Juventud Asturiana y ….- siguió hablando ante la mirada resignada del dependiente sin que nadie le escuchara. María ya estaba en otro pasillo pensando que tenía que haber hecho caso a su madre, y haberse quedado con Emilio, que era más poca cosa, pero ahora tiene una asesoría y vive como Dios.

Y Paco salió del centro comercial empujando el carrito, con el par de botas colocadas en un lugar preferente y acompañadas de dos camisetas térmicas, que dicen que “nun pases un pijo de frío” había comentado, aunque más que por el frío las compró porque, como aprietan, recomponen la figura.

Ya se imaginaba en veloz galopada por la banda, haciendo un recorte imposible, un imaginativo regate, el centro perfecto o el disparo a puerta tan ajustado al ángulo que el balón debía de cuadrarse para librar la escuadra. Su rostro mostraba, a todo aquel que se parase a mirarlo, una sonrisa de felicidad y un brillo en la mirada solo comparable al de Maruja por ver tan feliz a su marido.

Esta historia, y otras historias parecidas a esta, ocurrieron hace, ya, dos años, al día siguiente de una reunión celebrada en el remodelado campo de Los Castañales. En la flamante Sala Multiusos, promovida por Beltrán, presidente del C.D. Covadonga, y arropado por algunos exjugadores del equipo, se celebró un encuentro entre personas que habían, de una manera o otra, formado parte de la familia del Cova. La idea era, como en otros equipos, formar un equipo con exjugadores para que se enfrentasen a exjugadores de otros clubes.
Tras pasar inspección a la colección de viejas fotografías que cuelgan en las paredes, en las que reconocieron a antiguos compañeros, todos fueron dando cuenta de sus recuerdos;
.- “Esti” era “menganito. ¡Que “finu” era! “Acuérdome” una vez, jugando un amistoso contra el Oviedo “hízoi” un “cañu” a… Aquel “argentinu”…¿Cómo se llamaba ho…?
.- Bravo
.-¡ Eso! ¡Bravo!. ¡ Llamábase Bravo!. Que agarro un rebote. Mucho nos reímos..- Hizo una pausa el narrador mientras dejaba volar la imaginación y veía las imágenes como si fuera hoy.- “Metieron nos ocho”
.-Y aquí estamos tú y yo.- comentaba otro .- Y este es Miguel. Que nos entrenaba. Bueno entrenábame a mí que tu “jugabes” poco.
.- Porque me cogió manía. Que el que no jugaba un pijo eras tú
.- Y en esta foto estamos en el campo del Masaveu.
.- “Pégote” una hostia…Tas “güapu”. Ye la Florida. ¡Burrín!
Y con conversaciones como esta se fue haciendo tiempo hasta que empezó la reunión.

.- Bueno. No somos muchos, pero hay que empezar por algo.- Comenzó Beltrán.- Hay que poner en marcha el equipo de veteranos. Ahora que tenemos instalaciones, y como ya me comentasteis algunos, es el momento de que esto empiece a funcionar. Es una ilusión que tengo y quiero que se ponga a funcionar ya. Yo no estoy para jugar, aunque la toco mejor que todos vosotros, pero no alcanzo a atarme las botas.

Y con esta frase se puso en marcha el Equipo de Veteranos del Club Deportivo Covadonga. Con apenas doce o trece personas, se dieron los primeros pasos a esta sección que aspira a ser una más dentro de las secciones del club.

.- Hay que avisar a Fulanito, que me dijo que contásemos con él
.- Y Menganito, también me dijo que venía, pero no debió de acordarse
.- Yo quedé en avisar a Zutanito
.- No, a “esi” no “lu” avises. ¡Qué no juega un pijo!.- dijeron desde las últimas sillas
.- El que no juega un pijo “yes” tu “manguan”. No ves que cuantos más seamos “ye” mejor. Que luego los partidos se hacen muy largos.

El caso es que todos quedaron emplazados para el jueves siguiente para el primer entrenamiento. Sí. Sí. Como suena; Primer entrenamiento.

Los principios fueron costosos, éramos pocos los que veníamos a entrenar, pero lo pasábamos bien. Los balones corrían mucho más que cuando antaño jugábamos nuestras ligas, y el campo, aunque redujésemos las medidas, siempre era enorme. Pero lo que era enorme era la ilusión que poníamos. Las risas que echábamos, tanto en el campo como en los vestuarios, paliaban los dolores, muchos dolores, que nos salían. Fuimos poniéndole ganas, superando los contratiempos. Curando las lesiones que se producían a consecuencia de la larga inactividad, y poco a poco fue incorporándose gente a los entrenamientos. Ahora mismo, creo que puedo hablar en nombre de casi todos, esperamos el jueves con más ilusión que cuando jugábamos. Y a pesar de la hora tardía del entreno, hacemos todo lo posible y a veces lo imposible por estar.

Al principio con treinta o cuarenta minutos teníamos suficiente para que las agujetas nos durasen hasta el siguiente jueves. Luego fuimos encontrando rivales a los que medirnos. Tuvimos la osadía de jugar contra los veteranos del Oviedo. A ese partido si que se presentó mucha gente a jugar. Y en honor a la verdad hemos de decir que no lo hicimos tan mal. Perdimos. Pero lo importante es participar.

Así poco a poco, fuimos rodando, rodando. Y como la bola de nieve la cosa fue creciendo. Nos hicimos con un par de equitaciones y fuimos buscando rivales para tener partidos con más frecuencia. Pero creo que el empujón definitivo al equipo de Veteranos del Covadonga, se lo dio la visita que con motivo de un encuentro, le hicimos al equipo de Veteranos de Tineo. Nos dieron una lección, además de abrirnos las puertas de su sede y conquistarnos el corazón con sus atenciones y el estómago con una estupenda comida, nos enseñaron otra manera de seguir disfrutando de este deporte, que pienso que a todos no ha dejado algo a deber. Lejos de las competiciones, las presiones de resultados, clasificaciones, ascensos y descensos. La tensión de si juego o no juego. Ahora es el momento de cobrar esa deuda. Y la manera de hacerlo es la de jugar por disfrutar. Más allá del resultado, que motiva pero no limita, está la satisfacción de encontrarse con viejos compañeros. Amigos que fueron, que son y que serán, aunque se les haya ensanchado la raya del pelo, y caído el pecho hasta las caderas. Raro es el encuentro en el que no nos encontramos con algún excompañero o exrival y recordamos anécdotas divertidas, casi siempre con algo de comer o de beber entre las manos.

Ahora ya somos un grupo sólido, en la que es raro el día que no nos juntamos quince o veinte para jugar. Incluso compañeros que están lesionados, o no juegan ya, acuden para estar con nosotros.

Tenemos por delante un campeonato, que puede resultar divertido si somos capaces de mantener esto. La alegría de jugar. De que jueguen los amigos. De que de a cualquier cosa le saquemos alegría. Surgen discusiones, pero entre todos las olvidamos y dejamos en cada actividad lo mejor para el recuerdo. Habrá días en que falte alguien, incluso para no volver, pero la mejor manera de superar las ausencias es cargar la mochila de buenos recuerdos.

Además muchos de nosotros disfrutamos de esto con nuestras parejas, con nuestros hijos, que siempre que pueden acuden a animarnos y a ayudarnos a llegar a los coches después de los partidos.

Habló por mí cuando escribo que me divierto muchísimo. Más que cuando jugaba. Y tan sólo, a veces, muy pocas veces, cuando miro hacia la grada, echo en falta la mirada de mi padre.

José Antonio Álvarez Montero

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