El sábado pasado acudí a ver el partido de primera infantil, no había partidos en la pista y por lo tanto pude ver el encuentro entero.
El Cova se jugaba mucho, el equipo está en la zona baja y los puntos hacen falta. El encuentro estaba un tanto igualado, pero con ligero dominio azul, aunque el resultado tuvo cierta incertidumbre hasta el pitido final.
A medida que pasaban los minutos, las imágenes de Pablo me iban alejando del partido y al final me contagió su sufrimiento.
No estuvo en el banquillo ni un solo minuto, era un continuo movimiento, lleno de órdenes, gestos de nervios, intensidad, control del tiempo de juego, sufrimiento y alegría desbordante con los goles de su equipo.
Al final se ganó, Pablo descansó, y yo con él.
Además, el domingo tuvo la suerte de poder besar el escudo y completó un fin de semana brillante.
¡Grande Pablín!
Vaya tribunadas el feriante
En los de empujar no se besa el escudo, feriante. Un respeto a tu ex compañero el guardameta
Felicidades Pablo, por el sábado y el domingo. Y no creo que besar el escudo de su club sea faltarle al respeto a su ex-compañero Gabri. Y quien se lo tome a mal , tiene dos trabajos, tomárselo a mal y que se le pase el cabreo.
Me alegro mucho por Pablo Suárez y por los ex compañeros de mi hijo. A seguir trabajando y demostrando lo que sabéis. Os apoyaré desde la distancia. Un abrazo a todos.